miércoles, 1 de julio de 2015

Midi Z. en Filmoteca Española

Por José María Ruiz del Álamo

En mi entrada anterior vine a escribir que no sabía nada de cine. Realmente el título de la entrada era “No sé nada de cine” y verdad era, y verdad es, que me gusta abocarme a esas profundidades incógnitas, ya que, de vez en cuando, en esas inmersiones el descubrimiento puede ser más que interesante. Circunstancia tal vino a acontecerme el mes pasado, el mes de junio, ante la obra del cineasta taiwanés Midi Z.

Una de las grandes virtudes que posee la Filmoteca es acercar al público filmografías que raramente llegan a las salas de cine comercial, así como aportar nuevos nombres, añadir conocimiento a la historia del cine. Y Midi Z., cineasta taiwanés inédito en las salas cinematográficas españolas, cumple estas dos condiciones. Un nuevo nombre a considerar, un granito de aprendizaje. Tal es mi congratulación que la quiero compartir, más cuando en este mes de julio en el que entramos Filmoteca Española vuelve a proyectar sus películas. Tres películas de Midi Z. que se programan dentro del ciclo “Taiwán en la pantalla: cineastas nómadas en Taiwán”. Dos películas he visto de él, la tercera me coincidió con una película del director indio Guru Dutt, así que intentaré recuperar la ocasión perdida este mes.

Para situar el cine de Midi Z. bien cabría calificarlo de neorrealista. Un cine social interpretado por personas de la calle, un cine que huye de decorados, un cine que proyecta un tinte humanista y posee una mirada pesimista y naturalista… Todo un reflejo, una mostración y demostración de buen hacer, de hacer buen cine.

El cine de Midi Z. nos sitúa ante el hombre de raíz en Bing du/Ice poison (sábado 4 de julio, 19,30), donde la cosecha de la tierra resulta insuficiente, baldía, lo que provoca el peregrinaje en busca de la supervivencia. Cara a cara y de frente se vislumbran el ser y el vivir, la conciencia de la existencia y el núcleo del capitalismo, cuyo fruto de dinero será el crédito al que nos sometamos, por no decir al que nos vendemos. Dos seres que vendrán a encontrarse y se encauzarán hacia una salida sin saber que la realidad resulta siempre testaruda e imposible de driblar. Estamos ante un viaje hacia los surcos que vamos cultivando.

Con Gui lai di rén/Return to Burma (martes 14 de julio, 20,15) Midi Z. escruta el regreso de un obrero de la construcción, en Taipei, a su hogar, en Birmania, para llevar las cenizas de un compañero muerto en la obra. El viaje en sí va ya prefigurando hacia dónde nos abocamos, que, si iniciamos la ruta en un avión, la acabaremos en una moto taxi. Un descenso progresivo a la desesperanza, a la vez que un encuentro con lo que un día dejamos atrás, de cuya mano iremos abriendo los ojos al olvido, a ese páramo de la supervivencia.

La tercera película, la película que me queda por ver, la película que deseo ver, es Qiong ren, liu lian, ma yao, tou du ke/Poor Folk (martes 7 de julio, 18 h.), obra nacida de la historia de la vida, de seres desplazados que luchan por subsistir; un mundo oscuro donde el comercio con el ser humano y la inmisericordia de la prostitución son la moneda de cambio. Desgarro lleva el alma.

El reflejo no nos resulta lejano, que bien extrapolable podría dibujarse (ese Taiwán, esta España, esa Birmania): un mundo que nos desahucia, un recorrido de emigración. Un futuro nada prometedor. Un cine, en definitiva, valiente. De todo punto es recomendable visionar el cine de Midi Z.

Su cine esconde la cámara dando prioridad a los personajes y al paisaje en el que se asientan, ya sea éste un karaoke, un mercadillo, una casa o una estación de autobuses. Por momentos el personaje se confunde con su entorno. La mentira del cine alcanza aquí una pequeña porción de verdad, de honestidad. No creo que se pueda pedir más.

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