lunes, 8 de junio de 2015

La reencarnación de Cervantes

"El traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio, ni elocución, como no le arguye el que traslada, ni el que copia un papel de otro papel" (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 2ª parte, capítulo LXII).

Por J. Teresa Padilla

No gano para disgustos. Todavía no se me ha pasado el berrinche ortográfico cuando me entero de que Andrés Trapiello acaba de publicar una “traducción” de El Quijote al castellano moderno, el del siglo XXI. Con las novedades ortográficas del 2010 convenientemente aplicadas, supongo, que tiene el señor Trapiello toda la pinta de ser de ésos. Pues fijaos lo que os digo, porque os lo digo de todo corazón, esto es aquí lo de menos. Por lo que parece (no he tenido ocasión de comprobarlo personalmente ni quiero, que me da auténtico repelús tocarlo siquiera) Trapiello ha invertido largos años de trabajo en adaptar a la gramática de más rabiosa actualidad alguna frase, cambiando ligeramente el orden o las formas verbales, a la par que ha actualizado el vocabulario. Así, los “dellas” pasan a “de las” y los "velloris" a "trajes pardos". Ni que decir tiene que habrán desaparecido las “escuridades” y los “mochachos”. De los dichos trabucados de Sancho no sé qué habrá sido, aunque espero que nuestro excelso bilingüe no haya visto necesidad de retocarlos. Esto viene a ser lo que he deducido por los ejemplos encontrados en la prensa. He aquí una pequeña muestra para que juzguéis por vosotros mismos el resultado de este ímprobo esfuerzo (las modificaciones aparecen en negrita):
“«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor» es ahora «en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor».

O el párrafo «el resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino» es «el resto de ella lo concluían un sayo de velarte negro y, para las fiestas, calzas de terciopelo con sus pantuflos a juego, honrándose entre semana con un traje pardo de lo más fino»".
Se me abren las carnes, la verdad. Mejor dicho, se me abrían. Desde aquí debo expresar mi más sincera gratitud a todos los que comentaron la noticia en El País. Para mi asombro (no me suele pasar) y mi consuelo (ya empezaba a pensar que estaba loca ante la imposibilidad de que fuera el resto del mundo el que lo estuviera), casi todos pensaron al instante lo mismo que yo. Una opinión que podría resumirse en la siguiente pregunta: ¿Quién se cree este señor que es para presuponer que puede leer mejor que cualquiera de nosotros El Quijote o por quién nos toma para considerar que necesitamos esta "versión"?

Ésta sería la pregunta principal de la que, cual afluentes, surgen otras muchas. El caso es que, o nos tiene por idiotas, o se cree el intermediario cervantinamente designado entre nosotros, simples mortales, y el espíritu inmortal de Cervantes, o bien (visto lo visto, todo es posible) considera que si Cervantes hubiera escrito El Quijote hoy lo hubiera escrito así, como él lo hace aquí. Vamos, que Andrés Trapiello es el Cervantes del siglo XXI.

Mirad que, después de lo de Los confines, estaba sinceramente dispuesta a darle una segunda oportunidad, que un lapsus lo puede tener cualquiera. Ahora estoy empezando a pensar que aquella exagerada y ridícula loa de la contraportada no la escribió su abuela, como me pareció entonces, porque está claro que este hombre no la necesita para nada.

Una "traducción" de El Quijote al castellano. Como si El Quijote hubiera sido escrito en otro idioma. No hay en el mundo comillas suficientes para entender este significado de "traducción". ¡Por Dios, que está en castellano del siglo XVII, ni siquiera del XIII! ¿De verdad hay alguien que no reconozca inmediatamente en "della" "de la"? Y la posible metáfora contenida en la expresión "en astillero", ¿no es mucho más rica y plástica que el prosaico "ya olvidada"? Vale, lo del "vellori" puede que no sepamos qué es exactamente, aunque tampoco esta ignorancia perturba lo más mínimo ni la comprensión ni el interés por el texto. Y, si lo hace, existe un recurso muy útil que se llama diccionario y otro que se llama nota a pie de página. De todas formas raro es el libro, del siglo que sea, en el que no aparecen palabras cuyo significado desconocemos (los simples mortales, claro, no Trapiello, por supuesto). Precisamente por eso una de las finalidades tradicionales de la lectura ha sido enriquecer nuestro vocabulario. La razón por la que este señor haya decidido privarme del placer de llegar a conocer todas esas palabras y expresiones que desconozco me resulta incomprensible. Lo mismo no se da cuenta de que cualquiera en su sano juicio preferiría leer el original, aunque no entienda cada detalle o le resulte un poco más dificil, sencillamente porque es MÁS BELLO, y esto compensa de sobra. ¿O es que se cree que su versión es igual o más bella aún? "No ha mucho tiempo que vivía...". Si alguien tiene alguna dificultad semántica, gramatical u ortográfica para entender esto, apaga y vámonos. Le he preguntado a mi hija de diez años cómo lo diría ella y me ha dado más o menos la misma "traducción" que Trapiello. Es decir, que lo ha entendido con rigurosa exactitud. Esto no es traducir, ni versionar. Esto es corregir a Cervantes. Y hay que tener bien poco sentido del ridículo para hacerlo.

No ha mucho tiempo (¿me podéis seguir, verdad?) que concluí mi primera lectura íntegra de El Quijote. En la edición de la colección Austral, de bolsillo, sin notas ni aclaraciones. Y como, además de algo perezosa, leo mayormente en los sitios en los que suele hacerlo la gente como yo (metro, autobuses, salas de espera…), no he tenido oportunidad de consultar en el diccionario mis dudas. Es cierto que no puedo decir que haya entendido todas y cada una de las palabras y frases de las 673 páginas de las que consta mi edición, pero esto no me ha supuesto en absoluto una dificultad para seguir la historia y disfrutar de la forma en que está contada. No entenderlo absolutamente todo me ha pasado con El Quijote, pero en mayor o menor medida también con casi todo lo que leo: muchas veces tengo que volver atrás y releer una misma frase. Soy así de tonta.

Si quiero ampliar mi vocabulario, busco esas palabras desconocidas en el diccionario. Si no, no. Porque, cuando se lee, no hace falta entender todas y cada una de las palabras para comprender el sentido de una frase. Cosas de la lengua materna. En realidad, esto me da la excusa perfecta para volver a leerlo, esta vez en una edición debidamente anotada, y sacarle todo el jugo posible. En cualquier caso me ha costado menos entender el castellano de El Quijote que el de muchos amigos murcianos (y que me perdonen, por favor). Y, me da hasta vergüenza tener que decir algo tan obvio, lo he disfrutado, tanto o más que por lo que dice, por cómo lo dice. Como todo el que lo lee, como todo el que lee literatura (El Quijote u otra obra cualquiera, pero sobre todo El Quijote). Cuando quiera leer cómo dice las cosas Trapiello, leeré a Trapiello (en lo que a mí respecta va listo). Si uno decide leer a Cervantes, es porque quiere leer cómo lo dice Cervantes. O se lee El Quijote o no se lee El Quijote. O se lee el original o se lee la traducción francesa, inglesa o rusa de El Quijote. No puede haber traducción al propio idioma. Aquí no hablamos de dos lenguas: hablamos del castellano de Cervantes y del de Trapiello imitando al de Cervantes, así de claro. Y esto se llama semiplagio, no traducción. Y, encima, esta especie de trascripción de El Quijote a sus propias palabras, que no sé muy bien a quién le puede interesar salvo al propio Trapiello y sus incondicionales, se presenta, y ahí está el maltrato y la completa falta de respeto al clásico, como El Quijote de Miguel de Cervantes, no el parafraseado por Andrés Trapiello.

Que muchos dejan de leer El Quijote por la “dificultad” lingüística. Que es el libro con más “fracaso lector”. Ésta es la excusa. No dudo que la última afirmación sea cierta, pero sólo en términos absolutos. Lo que dudo muy mucho es que su causa sea la que se afirma en la primera. El Quijote es el libro más abandonado porque es el libro que todo el mundo ha empezado alguna vez, porque es el libro que todo el mundo cree que debería leer (aunque no quiera), porque es El Libro en lengua castellana. En términos absolutos podría decirse, con igual exactitud, que es el libro con mayor "éxito lector". Para evitar decir perogrulladas como ésta se idearon precisamente las magnitudes en terminos relativos.

Cualquiera diría que los únicos que han logrado la hazaña de su lectura fueran Trapiello y cuatro eruditos más. No sé si todos los que dicen que lo han leído lo han hecho realmente, pero sí sé que quien lo empiece porque quiera leerlo (no sólo porque crea que deba) no lo dejará así como así (presuponiendo que tenga un mínimo hábito lector). Yo misma lo empecé muchas veces y lo abandoné. No lo dejé porque me resultara difícil. Sencillamente aún no quería leerlo y me lo estaba imponiendo como una obligación. Cuando realmente quise hacerlo, me costó menos leerlo que otros muchos libros, Los confines sin ir más lejos. Estoy segura de que esos que ahora no lo pueden leer porque les cuesta demasiado (lo que significa, no que sean más tontos, sino que no tienen de momento el interés suficiente como para invertir el más mínimo esfuerzo en ello), menos aún van a leer esta “versión-trascripción” o lo que demonios sea. Porque, aunque él no termine de creérselo, Trapiello escribe mucho peor que Miguel de Cervantes (doy fe). Ya quisiera él tener algo de su gracia, una gracia que ha atravesado cinco siglos con todas sus diferencias lingüísticas y sigue ahí, haciéndonos sonreír.

Para acercar El Quijote a los que lo puedan tener objetivamente más difícil (niños y personas poco habituadas aún a la lectura) se han hecho siempre adaptaciones, como la última de Pérez Reverte, por ejemplo. Tendrán sus defensores y detractores, pero tienen su sentido: si son capaces de despertar el interés del que las lee, es más posible que éste se anime en algún momento con el original cuando se considere preparado. Éste es su objetivo evidente, lo consigan efectivamente o no. En ningún caso pretenden, ni en la teoría ni en la práctica, sustituir al original. Hay adaptaciones literarias (versiones simplificadas y más reducidas) como también hay películas, series de televisión, dibujos animados, obras de teatro… A propósito, cuando en Año Nuevo asistí a la representación de En un lugar del Quijote, una obra que mezclaba el lenguaje más actual con fragmentos literales de la novela (o sea, con el castellano del XVII), una platea con gente de todas las edades (desde los tres a los noventa años) aplaudió y se rió* de la misma forma con unos textos y otros. A ningún niño vi girándose para preguntarle a su acompañante adulto qué se estaba diciendo, o extrañándose y bostezando ante el lenguaje anticuado de aquel señor tan gracioso.

Este plagio-atentado de Trapiello pretende suplantar el original (como lo hace toda traducción, y por eso es un "mal menor" que sólo tiene sentido cuando lo traducido no es realmente accesible de otra forma) y disuade al posible lector de acercarse a una obra que se califica de "demasiado difícil" para él. Menos mal que no tiene ningún sentido. Nadie, gracias a Dios, se va a embarcar en la lectura de 1040 páginas para enterarse de una historia que más o menos ya conoce, porque forma parte de nuestro imaginario colectivo, para encima no poder decir a los demás o decirse a sí mismo que ha leído El Quijote (el auténtico, el único, el de Cervantes).

Tenemos a nuestra disposición estupendas ediciones anotadas por verdaderos especialistas. Nadie necesita que le inserten las notas a pie de página en el propio texto y, para ello, modifiquen ligeramente la sintaxis del mismo. La Academia tiene una estupenda edición canónica y, mucho más accesible, está la de Martín de Riquer, quien, por lo que dicen, hace unas anotaciones muy clarificadoras y divertidas. No hace falta una traducción al castellano de El Quijote porque El Quijote ya está en castellano, en un castellano perfectamente inteligible porque está muy bien escrito. Porque lo que de verdad cuesta entender (sea del siglo que sea) es lo que está mal escrito. Lo próximo será trascribir El Quijote a la grafía "guasapera" para acercárselo a los que sólo leen estos mensajes. Lo próximo será que nos traduzcan al castellano peninsular la literatura argentina, por ejemplo, que, además del voseo, ofrece no pocas dificultades semánticas. Lo próximo quizás será pasar a un castellano llano y sencillo el de los autores con estilos más barrocos o enrevesados. O la poesía a prosa. Lo próximo… No sé, editar a los clásicos en papel higiénico.

El muy cretino de Trapiello (y lo siento, pero no hay otra calificación posible) se felicita de que el castellano de El Quijote no esté tan alejado del actual como lo están el griego de Homero y el moderno, haciendo así posible una “versión” o “traducción” que puede conservar más fácilmente la musicalidad del original (sobre todo cuando se lo copia tal cual, claro). No es que estén más o menos alejados, es que en un caso hablamos de una misma lengua y en el otro de dos. Exagerando quizás un poco, pero muy muy poco, la comparación sólo tendría sentido si El Quijote hubiera sido escrito en latín. Como ha dicho alguna vez Pérez Reverte, "cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado".

En fin, por favor, no dejes que te timen, porque esto es un auténtico timo. O un atentado cultural. O un delirio. No termino de decidirme. Se ve que, dado que no ha logrado el éxito masivo que sin duda considera que merece con su propia obra original de inspiración cervantina, ha decidido plagiar El Quijote, que, al fin y al cabo, ya está libre de derechos, para ver si así consigue por fin un superventas. Eso o que quiere hacerse la ilusión de haberlo escrito él. El tema, desde luego, es o de juzgado de guardia o de sanatorio mental.

Esos salvajes del Estado Islámico, cuando no están degollando a la pobre gente, se dedican a destruir su propio patrimonio cultural. Nosotros tenemos aquí, prologado por un premio Nobel (¡lo que se puede llegar a hacer por amistad o dinero!), a uno que lo destruirá sólo en la medida en que no lo copie literalmente. Cómo se nota que unos lo hacen por convicción (o desesperación) y el otro sólo por la pasta (si descartamos, de momento, la hipótesis psiquiátrica). Porque de esto se trata. Ahí está, sincronizando su publicación con la Feria del Libro. Ganas me dan de ir al Retiro el día que firme y hacerle un “escrache”. De, como decía Unamuno en su Vida de Don Quijote y Sancho (cómo podrá declararse sin rubor Trapiello admirador suyo), rescatar el sepulcro de Don Quijote de quienes se lo han apropiado y hacer una barbaridad. Lástima que no sea una mujer de acción.

*Nota (sólo para pedantes ortográficos): aún no he decidido qué hacer con estos falsos monosílabos, así que reprimíos de darme una lección sobre diptongos.

Actualización (15.6.15):

Me he descubierto citada en una entrada sobre este mismo tema de otro blog y me ha parecido una idea excelente ésa de recopilar opiniones similares a las de uno, sobre todo cuando los denominados "líderes de opinión" callan (no sabemos si otorgan) o tienden a la comprensión cuando no el aplauso. Así que os copio las referencias recopiladas en el blog en cuestión (Majao público) y me comprometo a ir añadiendo las que pueda encontrar en el futuro.

-Joaquín Alegre: "Por un Quijote 'en castellano antiguo'" (3.6.2015). Majao público.
-César Noragueda: "El 'Quijote' para ineptos" (23.3.2015). La columnata.
-Lansky: "Enmierdando el Quijote" (7.6.2015). Periquitos muertos.
-Manuel Pascua: "Trapiello: terrorismo literario y los 504" (7.6.2015). Periodistas en español.
-Poil de Carotte: "Un Quijote que, de tan masticado, da náuseas" (23.3.2015). Manual de ultramarinos.
-José Luis García Martín: "El Quijote de Andrés Trapiello" (15.6.2015). Crisis de papel. "Crítica amical", la califica Joaquín Alegre. Y tanto debe serlo, porque el propio Trapiello se digna comentar para defender su postura de esta suavísima censura.
-Santiago Trancón Pérez: "Va de un jambo que está loco" (10.6.2015). La nueva crónica.
-Silvano Andrés de la Morena: "A los alumnos, el 'Quijote' original" (18.6.2015). El País. Breve carta al director en respuesta al artículo de Fernando Aramburu en el que, básicamente, reprocha a Trapiello que no le hubiera traducido El Quijote en sus tiempos de escolar.
-Alejandro Gamero: "El Quijote en las aulas" (2.7.2005). La piedra de Sísifo. Por la fecha (no, no es una errata), no puede ser una crítica a la "traducción" recién publicada, pero sí lo es a las tesis que entonces defendía Trapiello y en las que apoya la necesidad y legitimidad de su empresa. De hecho, cómo le ha llevado tanto tiempo, ya estaría entonces perpetrándola.
-José Antonio Llamas. "El Quijote, se reza" (8.6.2015). La nueva crónica. Se ve que en su tierra tratan a Trapiello peor que en ningún otro sitio...
-Natalia K. Denisova: "Traducciones quijotescas" (6.6.2015). El imparcial. La afrenta mereció una carta de Trapiello al periódico en la que, con su impermeabilidad crítica habitual, distinguió a sus críticos en dos grandes grupos: los que no saben de qué hablan y los que creen que lo saben (pero no, claro).
-Daniel Lebrato: "Coplas por la muerte del Quijote" (6.7.2015). El tendedero. Las coplas también tienen prólogo.

6 comentarios:

  1. Llegados a este punto bien cabe formularte una pregunta, simpar bloguera: ¿te leerás el libro "Al morir don Quijote", de Andrés Trapiello?

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  2. Anónimo sin par, mi respuesta es: NO. En señal de protesta, hasta dejé de seguir su blog (no me costó mucho, cierto es, porque este hombre es tan coñazo como parece). No leo a vándalos.

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  3. Desternillante el relato de Santiago Trancón: "Va de un jambo que está loco":

    http://www.lanuevacronica.com/va-de-un-jambo-que-esta-loco

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    1. Gracias, Joaquín, es buenísimo. Lo añado a la lista de entradas críticas porque me parece que es la más convincente de todas. Un saludo.

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  5. Yo soy de los que opinan que El Quijote tiene no solo la función que tiene cualquier novela (entretener, emocionar, etc), sinó también una filológica. Entiendo que esta adaptación va destinada a quien solo busque lo primero y no lo segundo. En mi caso, me interesa más bien poco lo segundo, por lo que quizá me incline por esta nueva adaptación.

    En todo caso, a quien no le interese, que no lo compre y ya está. Cuanto más material haya, más probabilidades habrá de que alguien lo lea, que es lo importante.

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