viernes, 24 de abril de 2015

Low cost, vale, pero qué


Por J. Teresa Padilla

No está en Las Vegas. Ni siquiera forma parte de la maqueta del frustrado Eurovegas. Está en la fachada de un edificio moderno, aunque bastante soso, situado en la capital de España, muy próximo ya a la monumental Toledo, la ciudad del Greco, la capital de Sefarad, esa maravilla de cuestas que en verano más vale visitar a primerísima hora de la mañana. Para mí que, si estuviera en Las Vegas, alguna autoridad hubiera ordenado retirarlo, aunque no conozco bien la legislación americana sobre la compra-venta de personas en general y de chicas dedicadas al espectáculo en particular. Pero no estamos en Las Vegas (gracias a Dios, es un decir, y a que se frustró el proyecto de Eurovegas o Ciudad sin ley, y esto no es un decir). Así que el cartel sigue ahí. No porque seamos más permisivos, no, sino porque debemos expresarnos peor, sobre todo cuando lo hacemos en inglés, idioma que al parecer no dominan ni los que ponen los carteles ni los encargados de quitarlos si violan la ley.

Así que respirad hondo y reprimid vuestra justa indignación. Siempre cabe la posibilidad de que esto no sea (en este caso, diga) lo que parece.
Analicemos la foto y reflexionemos. Bueno, en realidad no es una foto, sino un recorte mínimo de la misma. De todas formas ya os anticipo que completa tampoco aclara mucho más el posible malentendido. Existen varias razones, de diferente peso, por las que no puedo poner la foto entera:

1. Porque la podéis ver aquí, pero ¡QUIETOS! (y perdón por la mayúscula). No pinchéis todavía porque, además de la foto, se da una cierta explicación del enigma (ella misma enigmática) y entonces me fastidiáis el resto de la entrada.

2. Porque, aunque nadie persigue a los que han colgado tamaño cartel, siempre cabe la posibilidad de que la SGAE me persiga a mí por violar los derechos de autor de la misma. En mi descargo he de alegar que sólo he extraído de ella el cartelito en cuestión, que dudo tenga derechos en sí mismo. No creo que por este fragmentito de nada vaya a ser el propio fotógrafo el que me demande. Si se lo está pensando, por favor, tenga antes en cuenta:
    a) Que hemos intentado hacer nuestra propia foto. Hacía tiempo que conocía la existencia del lugar y su cartel gracias a una amiga que pasa por delante de él todos los días laborables camino del trabajo con el comprensible estupor. Mientras calentábamos motores para preparar la cena de Nochevieja tomándonos un vermú (o dos, o tres, no recuerdo bien), quedó acordado que lo intentaría (a mí, la verdad, me pillaba un poco lejos).
    b) Ha sido imposible por varias razones: 
      b.1) La susodicha amiga siempre va con prisas a trabajar. 
      b.2) Aunque no lo fuera, es difícil encontrar sitio en el aparcamiento del lugar en cuestión (o eso dice ella).
      b.3) Es peligroso y probablemente ilegal hacer fotos desde un coche en marcha o detenerse en plena autovía para hacer una foto.

3. Porque no quiero dar indicaciones sobre cómo llegar al sitio (ya lo dejan ellos muy clarito en el resto de la fachada, por si, aún teniéndolo delante, el cliente potencial no sabe cómo acceder, lo que no habla muy bien, todo sea dicho, del coeficiente intelectual de este potencial cliente tipo).

4. Porque me sobra y me basta para mi propósito, que es… Pues hacer un concurso: entre los que adivinen lo que aquí se anuncia vamos a sortear..., qué sé yo: una suscripción al blog, por ejemplo. Sí, ya sé que esto es gratis. Y los besos y abrazos, que bien bonitos son, también ¿o no? Bueno, vale, una suscripción al blog y ser declarado primer "lector del mes".

Como reconozco que puede resultar difícil averiguar a qué se puede referir que no sea a lo que parece referirse, y para asegurarme en lo posible tener un ganador, aunque sea por azar, voy a plantear varias alternativas posibles. Una prueba tipo test en toda regla (y así sigo con esto de los apartados, que me está molando). Las mencionadas alternativas suponen que los participantes tienen el suficiente nivel de inglés como para entender que, sea lo que sea lo que se anuncia, lo hace a buen precio. Vamos, una ganga. Barato, barato. Como todos los exámenes tipo test, éste está pensado para hacer dudar al que cree que sabe y dar una oportunidad al que no tiene ni idea.

Lo que aquí se ofrece low cost (a bajo coste o bien barato) puede ser:

a) Un espectáculo dado por chicas.

b) Como hemos quedado en que no era lo que parecía (puesto que el tráfico de personas es ilegal y no se tiene noticia de que la policía haya realizado redada alguna), no pueden ser las propias chicas que dan el espectáculo las que se venden o alquilan baratas, aunque quizás sí algo que ellas hacen; aparte, claro está, de dar el espectáculo (que sería la opción a). Dar clases de "Pole Dance" o baile de barra, por poner un ejemplo, aunque valdría cualquier otro servicio.

c) Una habitación con pensión completa y vistas (a la carretera o a alguna otra cosa igual o todavía más fascinante) en un hotel que se ha tenido a bien bautizar como “Showgirls” (cada uno llama a sus negocios como le da la gana).

d) La franquicia de un negocio denominado “Showgirls” que a saber en qué consiste.

e) Una habitación con pensión completa y vistas (a la carretera o a alguna otra cosa igual o todavía más fascinante) en un hotel cuyo nombre no es “Showgirls”, pero cuyos propietarios:
    e.1) Se vieron obligados a utilizar el cartel del hotel de la opción c por falta de presupuesto.
    e.2) Decidieron compartir los gastos del mismo con el negocio de franquicias vecino mencionado en la opción d.
    e.3) No pudieron resistirse a la tentación de crear confusión. Porque son de ese tipo de personas a los que les gusta quedarse con el personal y, además, pensaron que podía convertirse en un excelente reclamo: si los conductores de la autovía no tenían un accidente mortal por su culpa, acudirían a su negocio para conseguir que les aclararan lo que allí se ofertaba exactamente.
    e.4) Su inglés era todavía peor que el de la media y, además, una vez pagado, descubrieron que el cartel era demasiado grande para el sitio al que estaba destinado y tuvieron que ponerlo donde únicamente cabía, en la fachada.

Ahora toca elegir. Ya os imagino dudando entre la opción a y la b, leyéndolas y releyéndolas intentando averiguar donde está la trampa. A lo mejor os preguntáis si entre los servicios profesionales aludidos en la opción b pueden incluirse actividades no susceptibles de facturación y aplicación de IVA. Dejad ya de sufrir. La respuesta correcta es... La más tonta, claro, la e. Más concretamente, la e.4 (o algo  parecido a la e.4)

Según el artículo periodístico (sí, ya podéis leerlo y mirar tranquilamente la foto completa), aquí no se ofrece a bajo coste otra cosa que habitaciones en pensión completa. Pero no para el público en general (queda descartada la opción e.3), sino sólo para las mujeres que trabajan en el espectáculo musical de un club que comparte edificio con el hotel. Bueno, la verdad es que no está claro si comparten edificio o es que el club ha decidido habilitar un hotel para sus trabajadoras (o sea, que son la misma cosa). En cualquier caso se trataría de una especie de oferta especial para empleados.

La razón por la que se anuncia en la fachada visible desde la carretera y no en los vestuarios del club o en cualquier otro espacio del mismo destinado a sus trabajadoras, que parecería lo lógico, sólo puede estar en un error de cálculo: el cartel no cabía en otra parte. Porque, según la periodista, el descuento en las habitaciones no supone un descuento similar en el precio de los servicios del club.

Ni en los del club ni en los de ninguna otra actividad que las mujeres que allí trabajan decidan ofrecer, al margen de aquéllas para la que el club las ha contratado, en las habitaciones que la empresa les ofrece low cost (si este fuera el caso, el cartel lo tendrían que haber colgado ellas de las ventanas de sus respectivas habitaciones). La sugerencia de que el club-hotel mismo tenga algo que ver con lo que sus trabajadoras hagan o dejen de hacer fuera de su horario laboral sólo puede deberse a una interpretación malintencionada de la autora del reportaje, pues, aunque los responsables de club y hotel no hayan demostrado ser precisamente unas lumbreras, no parece probable que hayan reconocido abiertamente que puedan estar cometiendo un delito.

Hasta 200 habitaciones piensan habilitar (ya tienen 50 ocupadas de forma casi permanente). Esto es una empresa creadora de puestos de trabajo, sí señor.

Lo sé. No tiene gracia. Y que conste que me lo he intentado tomar a broma, pero... En fin, que los ganadores levanten la mano. ¿No hay ninguno? Ya me lo imaginaba yo...

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