miércoles, 29 de abril de 2015

La verdadera historia de Marco y Heidi


Por Marisa Díez

Marco era ya un joven de veinte años cuando aterrizó en Argentina, huyendo del jefe de una banda de mafiosos que le reclamaba el pago de una deuda. Había nacido en un puerto italiano, al pie de la montaña. Durante unos años, en su infancia, intentó sin éxito encontrar a su madre, que se había marchado de casa en busca de un futuro mejor. Al menos, esa fue la versión que a él le contaron. La realidad es que Ana, que así se llamaba la susodicha, había huido en brazos de un apuesto banquero suizo, que le ofreció vivir en un paraíso de los Alpes en lugar de aquella humilde morada en la que pasaba sus aburridos días.

Con el tiempo, Marco, sintiéndose abandonado por su madre, se separó del resto de su familia y empezó a frecuentar los ambientes más sórdidos de la ciudad. Terminó enrolándose en una banda de contrabandistas que manejaban a su antojo el tráfico de drogas en el puerto. Al frente de ella se encontraba Giovanno, el jefe de la banda mafiosa del cual tuvo que huir Marco, poniendo tierra de por medio. Y haciendo la travesía de los Apeninos a los Andes.

En Argentina conoció a Adelaida, aunque ella se hacía llamar Heidi. Era una joven con unos rasgos físicos sorprendentemente parecidos a los suyos. De haberse tratado, un suponer, de unos dibujos animados, hubiéramos jurado que habían salido de las manos del mismo creador. Heidi había recalado en aquel país huyendo de la justicia suiza, que le reclamaba la devolución de una herencia cobrada ilegalmente.

De niña, Heidi vivió con su abuelo en una casa en los Alpes. Allí la llevó un buen día una religiosa del orfanato donde la habían abandonado al nacer. Le explicó al anciano, sin mucha convicción, que él era su única familia, y éste la acogió, en principio con desconfianza, aunque sin hacer demasiadas preguntas. La niña vivió feliz su infancia, en compañía de su amigo Pedro. Pasados los años, un suceso nunca aclarado cambió su relajada vida. Clara, su mejor amiga de la infancia, se trasladó a vivir con ella a las montañas y allí consiguió abandonar la silla de ruedas a la que había estado atada toda su vida por una enfermedad que le impedía andar. El aire puro de la naturaleza obró el milagro. Pedro se enamoró perdidamente de Clara y unos años después comenzaron una relación sentimental. Heidi, que había vivido todo ese tiempo cegada por los celos, invitó un día a Clara a dar un paseo por la montaña. Un descuido de ésta, un leve empujón, y su antigua amiga acabó rodando por la ladera, lo que le provocó una paraplejia de la que ya no pudo recuperarse nunca.

Al morir su abuelo, Heidi se apropió de la herencia que el viejo de los Alpes había dejado en manos de Pedro, la persona que realmente le cuidó en sus últimos años, y huyó a Argentina. Allí conoció a Marco. Unos años después, una carta anónima les descubrió un misterio oculto durante años: Ana, aquella mujer que dejó a su familia en Italia marchándose con un banquero suizo, tuvo una hija con él, a la que llamó Adelaida y abandonó a las puertas de un orfanato, cerca de los Alpes.

*Cualquier parecido con la realidad será, efectivamente, una mera coincidencia. Pero nuestra Heidi, que cumplió cuarenta años la semana pasada, fue siempre una mujer fuerte y sin prejuicios, y siguió haciendo su vida sin importarle nunca el qué dirán. ¡Feliz cumple, Heidi!

7 comentarios:

  1. Qué bello cuento! Lo he disfrutado mucho.
    Cada día pongo velas a Santa Tecla, patrona de las máquinas de escribir y de los ordenadores sin pantalla táctil, en acción de gracias por la existencia de YouTube, que ha permitido que mi hija llore con Heidi y la bruja de su tía como se debe llorar; y no como lloran con los poquemon, las pobres, que lloran de terror.

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    1. Pues no les leas el cuento, que a punto estuve yo de llorar cuando Marisa me dejó leerlo por primera vez ante el destrozo que hace de mi Heidi (Marco me daba un poco más igual). Besos.

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  2. Bueno, bueno, que sólo pretendía darle un poquito de caña a nuestra Heidi. Al fin y al cabo, todos sabemos que la bondad absoluta no existe. Y que los malos no son tan sumamente perversos en la realidad. Aunque de esto último no estoy tan segura, la verdad...

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  3. WaAaO!!!😲😱 Heidi era pUra de 💖👎Eeeso es sacar provecho del trabajo de otros y de queee manera taaaN feeeA. Lo digo Yo Clara Heidi no me empujó😁😂😛

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  4. Antes de escribir la historia de Marco, que NO FUE ASI, recomiendo leer "De Los Apeninos a Los Andes" que es la historia real. Saludos.

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    1. No pretende ser la verdadera historia de nada (si título es irónico). Es una ficción sobre otra ficción. Una es la origina y otra una recreación, pero NADA FUE REALMENTE ASÍ, ¿lo sabes, verdad?

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