viernes, 30 de enero de 2015

País de todo a 100

País de todo a 100. Pablo Llorca. España, 2014. 89'

Cineteca Madrid (Matadero Madrid, Plaza de Legazpi, 8)

A partir del viernes día 30, a las 20 horas. Consulta aquí sala y resto pases. Precio entrada: 3,50 euros. 

 



Por José María Ruiz del Álamo

Conciencia de resistencia regala Pablo Llorca en su primer documental, un retrato del hoy, pues está ubicado en el otoño-invierno de 2013 de esta España a la que han dicho que ha vivido por encima de sus posibilidades, cuando la cámara-ojo que expone País de todo a 100 dinamita tamaña afirmación. Pablo Llorca, desde su independencia, la independencia que ofrece ser su propio productor, lanza una mirada profusa.

Pocos son los ojos que pueden denominarse “inocentes” a estas alturas del cuento (a estas alturas de la crisis). Escarmentados estamos, y Pablo Llorca, sin inocencia, propone una inocente fábula en País de todo a 100: seguir el camino de baldosas amarillas. Oz transmutada en España, y Dorothy demudada en un finlandés treintañero que estuvo en estos parajes cuando tenía ocho años. A este finlandés no le acompaña un hombre de paja, sino un inmigrante español que partió hace cinco años (al inicio de la crisis). Juntos aterrizan en Barajas.

La construcción faraónica (kilométrica) de la T4 recibe a esta aventurera pareja que descubrirá Madrid en autobús y metro, y viajará por España en auto-stop y autobús, siempre mirando por la ventanilla, siempre oteando. Una voz en off, sustentada en el ojo de la cámara que es prolongación de Llorca, explica a Dorothy en qué se ha convertido la tierra de Oz, en qué han convertido a España.

Fotograma del documental
La cultura del ladrillo y de la privatización nos asalta, lo mismo Madrid Río que Terra Mítica, lo mismo la construcción de un circuito de fórmula 1 que de un aeropuerto sin tráfico, lo mismo estaciones del AVE a kilómetros de una ciudad que colosales edificaciones para dudosos proyectos, y todo ello sembrado de esqueléticas urbanizaciones con fantasmales campos de golf, amén de sueños surrealistas como los de Monegros o Eurovegas…

Sueños de grandeza, que hoy continúan con la operación Campamento. Sueños de grandeza, pesadillas de realidad. España se vende y Pablo Llorca lo testifica: se vende todo a 100. Si las calles y plazas no son productivas, se quitan bancos y se da paso a las terrazas que pagan impuestos al ayuntamiento; siempre es posible el cambio de diseño, ¿cuántas reformas ha tenido la Puerta del Sol de Madrid? La cámara, el ojo de Pablo Llorca, recoge la suciedad de la calle, el servicio público dado a contratas privadas; no oculta el hambre del país en las colas de los comedores sociales.

El viaje, el análisis, es desolador, es realista. Llorca toma conciencia de cine y emula, con las facilidades y abaratamiento que supone rodar con las cámaras digitales frente al celuloide, ese cine-ojo mudo de Dziga Vertov o Berlín, sinfonía de una gran ciudad (1928) de Walter Ruttmann, así como del espíritu combativo de Jean-Luc Godard en aquel mayo del 68: la cámara a la calle.

Y Pablo Llorca saca la cámara a la calle y ve; no aparta la mirada, su sinceridad solivianta, ¿o ya no? Curtidos estamos, mas he aquí un presente que no cabe olvidar, un reflejo que no cabe difuminar. Cine de conciencia.

¿Dónde están las hadas en este mundo de Oz? ¿Dónde ésta el mago de Oz? No aparece el hombre de hojalata, ya no hay corazón; no aparece el león, ya se ha perdido el miedo. La magia de Oz se ha vendido, ya lo sabes, todo a 100. El camino de baldosas amarillas ya no es tal, es...

2 comentarios:

  1. Pues si, con autoridades como las que brotan por estos lares, la magia solo es cosa de cine. Tras el despilfarro, la corrupción, los sueños megalomaníacos (aeropuerto sin aviones con majestuosa estatua de medio millón de euros) y los recortes, nos han dejado un país de saldo.
    Buen artículo, si señor.

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